20 de agosto de 2013

Book tag: Yo, lectora


Hace ya un buen tiempo que vengo pensando en hacer un book tag, que me parecen muy interesantes y entretenidos, sin embargo, por algún motivo no llegaba a terminar ninguno de los que empezaba. Por fin logré terminar uno, y triunfalmente vengo a presentarlo y a ver si alguien más se anima. Ni idea de quién lo habrá creado, pero yo por lo menos lo vi en el blog Fantasy World.

El último libro que he leído. El Niño con el Pijama de Rayas, de John Boyne. Es una novela muy breve, pero me gustó mucho.

Un libro que cambió mi forma de pensar. Animal Farm, de George Orwell y ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick. El primero por cómo relata los hechos de la Revolución Rusa y del gobierno de Stalin de una manera simple y directa, pero muy cruda; el segundo por su gran carga filosófica, y la forma en que trata el tema de la empatía y la humanidad.

El último libro que me hizo llorar. Winger, de Andrew Smith. Pueden buscar sobre él, y en todas partes aparece como una comedia; no obstante, mis lágrimas de cocodrilo dicen lo contrario. Leí un par de libros lacrimógenos después, pero como se anunciaban como tal, no me afectaron tanto como éste.

El último libro que me hizo reír. More Weird Things Customers Say in Bookshops, de Jen Campbell, que recoge anécdotas reales y que retrata la paciencia infinita de los libreros.

Un libro prestado que no me han devuelto. La Metamorfosis, de Franz Kafka. Se lo presté a mi mejor amiga en algún momento, y ni siquiera sé si llegó a leerlo; lo bueno es que vive cerca y puedo ir a cobrárselo en cualquier momento.

Un libro prestado que no he devuelto. Cuentos de Campus, de varios autores. Se supone que lo había ganado en una maratón el hermano de una amiga que tenía, y cuando dejamos de hablarnos ninguna mencionó el préstamo. Creo que es justo que me lo quede, porque ella jamás me devolvió un libro de matemáticas que le presté.

Un libro que volvería a leer. Varios, pero por ahora tengo ganas de releer Pedro Páramo, de Juan Rulfo, Estudio en Escarlata, de Arthur Conan Doyle y True Grit, de Charles Portis.

Un libro para regalar a ciegas. No suelo regalar libros puesto que la mayoría de mis conocidos, familiares y amigos no leen tanto como yo. Sin embargo, en las ocasiones en que sí lo hago, considero el gusto del que recibirá el regalo, y no el mío propio.

Un libro que me sorprendió para bien. Varios, con mayor o menor éxito en dejar una impresión duradera en mí. Por ejemplo, Cinco pepitas de naranja, de Arthur Conan Doyle, regalo de mi abuelo y que un principio ignoré por completo, y que después de animarme a leerlo me enamoró y me llevó a la profunda y duradera admiración que siento por Sherlock Holmes. En el otro lado del espectro, Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins, me gustó más de lo que esperaba pese a sus fallos, pero no me fanatizó como a muchos otros y jamás en mi vida se me pasaría por la cabeza compararlo con un clásico de la ciencia ficción.

Uno de los primeros libros que leí en la escuela. De pequeña leía mucho a Floridor Pérez, Hernán del Solar, Ana María Güiraldes y Jacqueline Balcells, y todos sus libros me encantaban. Ya un poco mayor, siempre estaba con un libro de Edgar Allan Poe y de Arthur Conan Doyle en las manos.

Un libro que robé. Harún y el Mar de las Historias, de Salman Rushdie. No es tanto como un robo, sino que me lo prestaron en el colegio y pasó tanto tiempo sin que lo devolviera que luego me dio vergüenza llegar con él.

Un libro que encontré perdido. Lamentablemente, no tengo tanta suerte.

El autor del que tengo más libros. La cosa está peleada entre Arthur Conan Doyle y Stephen King.

Un libro valioso. Considero cada uno de mis libros como un tesoro valiosísimo.

El libro que estás leyendo ahora mismo. Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen. Intenté leerlo hace un par de años atrás en el celular, y no llegué a terminarlo; creo que no era mi momento, porque ahora que lo tengo en papel voy a llegar a la mitad y me está encantando.

Un libro que prohibiría. Todo lo que escriba Kody Keplinger, simplemente porque es más de lo mismo y trata de engañar al lector pasándose por muy inteligente cuando todas sus historias son fantasías frustradas, dejando de lado los errores técnicos de escritor aficionado. Y de por sí, cualquier libro donde la misoginia y la misandria estén a la orden del día.

Un libro que llevo tiempo queriendo leer. Tengo una cantidad de pendientes realmente impresionante, pero si he de nombrar uno que me gustaría leer antes de que termine este año, sería Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.

El próximo libro que voy a leer. Solo en la oscuridad, de Ramón Díaz Eterovic, Prueba de Fuego, de James Dashner y a ver si termino de una vez por todas Cranford, de Elizabeth Gaskell. En mi defensa, debo decir que este último está en inglés, y no, leer clásicos en inglés no es fácil.

El libro que no leeré jamás. Nada de G.R.R Martin, ni de J.K. Rowling fuera del mundo de Harry Potter, ni literatura erótica ni para misóginos ni misándricos empedernidos, ni romance porque le tengo alergia a lo cursi, entre muchos otros que están en mi lista negra.


12 de agosto de 2013

El Niño con el Pijama de Rayas, de John Boyne

Estimado lector, estimada lectora: Aunque el uso habitual de un texto como éste es describir las características de la obra, por una vez nos tomaremos la libertad de hacer una excepción a la norma establecida. No sólo porque el libro que tienes en tus manos es muy dificil de definir, sino porque estamos convencidos de que explicar su contenido estropearía la experiencia de la lectura. Creemos que es importante empezar esta novela sin saber de que se trata. No obstante, si decides embarcarte en la aventura, debes saber que acompañarás a Bruno, un niño de nueve años, cuando se muda con su familia a una casa junto a una cerca. Cercas como ésa existen en muchos sitios del mundo, sólo deseamos que no te encuentres nunca con una. Por último, cabe aclarar que este libro no es sólo para adultos; también lo pueden leer, y sería recomendable que lo hicieran, niños a partir de los trece años de edad.

 Hace algún tiempo mi madre decidió comprarse un libro para leer camino al trabajo, algo ligero para distraerse un poco. No le duró mucho esta novela, porque a los días ya la había terminado. Entonces la tomó mi hermana, que no es muy amiga de los libros que digamos, y aunque comenzó con ganas no llegó a terminarlo. Un día lo pillé en su pieza y decidí llevarlo a mis estanterías, donde estuvo varios meses hasta que, después de terminar otro libro, me animé a leerlo.

Sigo teniendo la sensación de que este libro es de esos que parece que todo el mundo conoce, y aunque me sonaba un poco, no estoy segura si lo conocía antes de que mi madre apareciera con él. Fue una lectura rápida, con buen ritmo, y que aunque no me dejó con la garganta apretada como a muchos otros, me gustó muchísimo.

Nos trasladamos a Berlín a la casa de Bruno, un niño de nueve años, que al entrar una tarde a su habitación se encuentra a la criada guardando todas sus cosas en unas cajas. Luego comprende que no es sólo él, sino que la familia entera se mudará al lugar donde han asignado a su padre, que resulta ser un sitio más pequeño, solitario y donde los soldados se pasean por la casa a su antojo. Pero lo que realmente llama la atención de Bruno es una cerca que puede verse de su ventana, tan extensa que sus extremos se pierden de vista, y que alberga a cientos de personas vestidas con el mismo pijama de rayas.

La historia es sencilla pero conmovedora, y a través de los ojos de un niño, de su inocencia y su ignorancia sobre lo que sucede a su alrededor, conocemos la aventura que toma lugar en un sitio tan desolado, y que retrata la amistad y el amor fraternal que trasciende todas las barreras, ya sean físicas o psicológicas. Sólo puedo decir que en general es una novela muy triste, que pese a su tono juguetón e ingenuo relata los horrores del Holocausto y cómo muchas personas ignoraban, o preferían ignorar, lo que sucedía bajo sus narices.

Dejando de lado algunos problemas de corte gramatical, que tienen que ver con la confusión con la pronunciación de algunas palabras por parte de Bruno, aun cuando es su idioma natal, sabe leer y las ha visto escritas varias veces, no he visto fallos en la novela, me ha gustado mucho y la recomiendo totalmente.
1 de agosto de 2013

Un Puente Hacia Terabithia, de Katherine Paterson

Leslie puso el nombre de 'Terabithia' a la tierra secreta, y prestó a Jess todos sus libros sobre Narnia, para que aprendiera cómo se vivía en los reinos mágicos...' Esta es la historia de una amistad que cambia las vidas de Leslie y Jess, dos estudiantes de quinto de primaria que crean un mundo de aventuras, llamado 'Terabithia', en el corazón del bosque.


Si no me equivoco, han pasado por lo menos unos tres años desde aquel día que fui a visitar a mi mejor amiga a su casa, que creo estaba enferma, y me la encontré en cama viendo una película. Le pregunté de qué se trataba y me dijo que la había pillado recién así que no tenía la menor idea, por lo que nos ganó la curiosidad y nos quedamos viéndola. Ya en mi casa, después de quedar bastante sorprendida con el rumbo de la historia, supe que era una adaptación de la novela homónima de Katherine Paterson.

Por alguna razón, siempre tuve la impresión de que el libro no estaba en español. Un día, revisando la página web de una de las librerías que suelo visitar, lo encuentro entre los destacados, y no pude resistir la urgencia de leerlo. 

Jesse Aarons vive en una zona rural del Estados Unidos de los setenta. Su vida diaria está caracterizada por cargas y deberes, como los que corresponden a la granja de la familia, y la constante molestia que supone ser el hermano de en medio y el único varón en un grupo de cinco. En un día de verano, con el inicio del nuevo año escolar a la vuelta de la esquina, alguien se muda a la vieja casa de los Perkins. Es así como conoce a Leslie Burke, una chiquilla despierta y muy imaginativa que se propone ser su amiga. 

Jess decide dar una oportunidad a Leslie, incluso cuando en un principio le desagradaba un tanto, y es así como una bonita amistad va creciendo entre ellos. Ambos tienen problemas que los frustran, y que, al fin y al cabo, terminan fortaleciendo su relación: Jess es incomprendido por su familia, y May Belle, una de sus hermanas pequeñas, es la única que parece prestarle atención; Leslie, por otro lado, tiene una gran imaginación y unos excéntricos y jóvenes padres, lo que provoca cierto rechazo en la escuela. Terabithia es el lugar secreto al que deciden escapar, un reino mágico donde ellos son los gobernantes y donde ninguno teme expresar lo que siente, ni ser uno mismo.

La historia es sencilla y tiene un ritmo ágil, por lo que se lee muy rápido. Sin embargo, y pese a su aparente simpleza, tiene una gran profundidad y trata algunos temas delicados, principalmente el de la muerte y el luto, lo cual es bastante fuerte considerando que es una lectura que apunta a un público infantil. Los personajes están bien construidos y son muy realistas, y es fácil encariñarse con ellos, sobre todo con los Jess, Leslie y May Belle.

En resumen, es una novela que me gustó y sorprendió muchísimo, que me rompió el corazón y me arrancó unos cuantos lagrimones. Luego supe que la autora basó a los protagonistas en su hijo David, a quien va dedicada la historia, y en Lisa, una amiga que él solía tener. Es, sin lugar a dudas, un clásico para todas las edades.
 

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