24 de diciembre de 2012

Ready Player One, de Ernest Cline

Existe una página en internet que sin duda, después de Cracked y la Wikipedia, se lleva el premio a la más visitada por mí. No recuerdo exactamente cómo la descubrí, pero una vez que probé, no pude parar. Esta página es TVTropes, donde el sarcasmo y la hilaridad se desbordan a partes iguales. Aparte de reírme como nunca, he conocido una cantidad enorme de libros, películas, series, juegos y datos curiosos de mi interés, a través de su sistema de tropes.

Fue allí, y no recuerdo en qué trope exactamente, donde conocí Ready Player One, de Ernest Cline. Nunca había oído de la novela antes, e interesándome de inmediato, busqué una sinopsis. Pensé con cierto desánimo que un libro tal tardaría un montón en llegar aquí, y grande fue mi sorpresa cuando al revisar la página de la librería donde suelo comprar, descubrí que llevaba bastante en el país. Por lo que, revisando si estaba disponible en la librería del mall cercano a mi universidad, me planté un día no muy lejano en su entrada.

Había memorizado la portada de la edición en español, por lo que sabía exactamente qué buscar. Me convencí de que no lo compraría, y dejé a propósito el dinero en casa. Sin embargo, después de encontrarlo en un rinconcito, no resistí y eché mano a la tarjeta de emergencias y llegué a mi casa a devolver el dinero de mi compra de no-emergencia a mi madre.

Después de leer algunos pendientes, me lo llevé a un paseo del trabajo al que fui con mi familia. Sentada en una banca a la mesa, mientras el resto conversaba, nadaba en la piscina o exploraba por ahí, yo abrí mi libro, y a pesar del ruido, comencé a caer en el agujero del papel y entrar en la historia del, según algún tipo del USA Today, el freak más hot del planeta.


Sinopsis
Estamos en el año 2044 y, como el resto de la humanidad, Wade Watts prefiere mil veces el videojuego de OASIS al cada vez más sombrío mundo real. Se asegura que esconde las diabólicas piezas de un rompecabezas cuya resolución conduce a una fortuna incalculable. Las claves del enigma están basadas en la cultura de finales del siglo XX y, durante años, millones de humanos han intentado dar con ellas, sin éxito. De repente, Wade logra resolver el primer rompecabezas del premio, y, a partir de ese momento, debe competir contra miles de jugadores para conseguir el trofeo. La única forma de sobrevivir es ganar; pero para hacerlo tendrá que abandonar su existencia virtual y enfrentarse a la vida y al amor en el mundo real, del que siempre ha intentado escapar.



Opinión Personal
Oasis es un videojuego de simulación increíblemente masivo, en el que puede hacerse lo imaginado y por imaginar, y que además es gratis: una verdadera utopía. El planeta, por el contrario, ha empeorado considerablemente: constantes guerras, crisis energética, hambruna, cambios climáticos y la radioactividad. El contraste es inmenso, por lo que resulta evidente que la mayoría de las personas preferirían pasarse el tiempo en el mundo virtual, que gracias a la gran tecnología es apenas diferente del real. Y aquí es donde encontramos a nuestro protagonista, Wade Watts, que se refugia en Oasis al punto que incluso asiste a la escuela pública virtual. Su gran aventura comienza con la muerte de James Halliday, creador de Oasis, quien decide heredar su fortuna a quien la desee. ¿El truco? Encontrar el Huevo de Pascua, resolviendo los puzzles, encontrando tres llaves y abriendo tres puertas.

La Cacería del Huevo, el objeto que asegurará la fortuna de Halliday al ganador, comienza entonces, con miles de egg hunters  – gunters – siguiendo el Almanaque de Anorak, una especie de Biblia que el creador de Oasis ha dejado. El Almanaque no es más que una cantidad increíble de experiencias, obsesiones y opiniones sobre miles de cosas con algo en común: la década de los ochenta. Así, los años dorados con toda su cultura, entretenimiento y costumbres vuelve a ponerse de moda. 

Wade es un chiquillo huérfano con una memoria prodigiosa, una capacidad sorprendente para los juegos antiguos y un gran entendido en programación y aparatos electrónicos. En resumen, sus conocimientos se reducen a lo que considera necesario para La Cacería, y su relación con el mundo real es breve y superficial. Vive en una caravana fija con su tía y su novio, y accede a Oasis con la consola, guantes hápticos y el visor que entrega la escuela a sus estudiantes virtuales. ¿Qué planea hacer con su vida? Pues, simplemente, encontrar el Huevo y ganar millones, tal vez parte porque el mundo real le espanta, parte porque no se considera realmente bueno para nada más. 

Dejando de lado a Parzival, el avatar de Wade, conocemos los avatares Art3mis, su interés romántico y gunter de alto nivel; Hache, su mejor amigo y hábil luchador en batallas PvP; y Daito y Shoto, dos hermanos japoneses bastante herméticos. Entre los antagonistas, encontramos a los sixers, avatares de los empleados de IOI, una empresa muy poderosa que planea ganar La Cacería para sacar mayor provecho económico a Oasis. 

La historia es increíble y llena de adrenalina. Aunque no me considero totalmente una geek, bueno, me encontré con una cantidad de homenaje a libros, películas, series y demás que yo conozco y/o me gustan, que por supuesto me encantó. Los personajes son complejos y yo, como antisocial, hermética y sumida en mi propio mundo, me sentí identificada con varios de ellos. Me encariñé prácticamente con todos, aunque admito que Art3mis, o como terminé considerándola, Miss Perfecta, fue demasiado para mí. Para describir la sensación que me provocó, recurriré a un recuerdo antiguo: La Melancolía de Haruhi Suzumiya. En algún tiempo yo fui una otaku-con-vuelta-atrás, y como siempre he amado la lectura y Haruhi consiste en varias novelas, las busqué y comencé a sumergirme en su loco mundo. Y ahí, Kyon, quien relata la historia, está enganchado de Mikuru, otra Miss Perfecta. Tiene que ver en que había páginas enteras en que Kyon se dedicaba a describirnos la belleza de su objeto de admiración, su perfección y cómo parecía una imagen divina en comparación con el resto. Y es que Wade hace lo mismo, y hubo un momento en que sólo podía alejar el libro, poner los ojos en blanco, suspirar, e intentarlo de nuevo. No le agarré odio alguno a Art3mis, pero me cansó bastante y hasta el final seguía apareciendo la más inteligente, la más fuerte, la más buena, la que siempre tiene razón. Un personaje que sí me gustó mucho, aparte de Wade, fue Hache, que tiene carácter y es poderoso, pero aparece temperamental y contando con defectos.

No sé qué más decir. La acción es estupenda, y terminé los últimos capítulos escuchando AC/DC. Me gustó el contraste entre la realidad y lo virtual, el mundo soñado en que cualquiera quisiera vivir y las ruinas de la sociedad real. Y aún así, para el final, queda ese mensaje en el aire, ese que dice que es mejor apagar los aparatitos de lado de vez en cuando y salir a dar un paseo al aire libre.

Sobre el autor
Ernest Cline nació en Ohio, Estados Unidos, en 1972. Es poeta, escritor y guionista, y Ready Player One (2011) es su primera novela. Actualmente ya ha vendido los derechos a la Warner Bros., que proyecta hacer una gran producción, con el propio Cline como guionista.
2 de diciembre de 2012

Valor de Ley, de Charles Portis

He escuchado ya bastantes historias de herencias de libros, de compañeros de curso, conocidos, y camaradas en la web. Un punto que suele repetirse, es que muchas mujeres comentan cómo sus madres les mostraron Mujercitas, de Louisa May Alcott, durante su infancia y que ello influenció sus gustos literarios posteriores. Bueno, yo jamás recibí Mujercitas, ni libro alguno que se le pareciera, pero en vez de eso veía a mi mamá leer a Dostoyevski y ver películas de Tarantino.

La razón por la que cuento eso es porque, creo, que mi madre no leyese novelas así me influyó mucho. Mi padre es cuento aparte, porque era natural que él me mostrara ciencia ficción, westerns y motocicletas. Así pues, yo soñaba con ser detective, como Sherlock Holmes; con vivir una aventura terrorífica, como en una historia de Edgar Allan Poe; con cazar replicantes como Rick Deckard, y con vivir en el Lejano Oeste. 

No, yo nunca soñé con nada que no tuviese escrito testosterona con mayúsculas, a menos que fuera algo simbólico, reflexivo, o infantil. Ahora que soy mayor y congenio en mayor medida con gente de mi propio género, puedo sentarme en un sillón y leer a Jane Austen con las mismas ganas y la misma alegría. Pero en mi infancia, cuando mi mente abandonaba el mundo real y volaba a tiempos distantes, no imaginaba mi vida ideal como la damisela, sino como el forajido asalta bancos o el implacable comisario que lo persigue.

Sin saber por dónde buscar, tardé mucho en encontrar un western que leer. Pero lo ayuda cayó del cielo en la forma de True Grit, una película de los hermanos Coen que adaptaba una novela clásica del Oeste. Demás está decir que, sexagenario y todo, me enamoré de Jeff Bridges en tres segundos. Cualquiera que haga el papel de un tipo rudo entra en mi lista de favoritos. 

Fue una suerte que fueran los Coen los encargados de esta nueva adaptación – existe una de 1969 protagonizada por el legendario John Wayne – puesto que son conocidos, y como la película llegó aquí, el libro también lo hizo. Así pues, tenía algo que leer y hace unos meses, escuchando música de Ennio Morricone en el computador, me levanté y dije: quiero ese libro. Unos días después ya lo tenía en mis manos, y tras terminar algunos pendientes, entré de lleno a esa época que tanto me ha cautivado durante toda mi vida.

Sinopsis
Dicen que no se puede saber qué anida en el corazón de un hombre. En un viaje para comprar caballos, Frank Ross es asesinado por uno de sus trabajadores por una montura, ciento cincuenta dólares y dos piezas de oro. Con catorce años, Mattie, la hija de Ross, está dispuesta a vengar una muerte que ha quedado impune y a reclamar el cuerpo de su padre. Recurrirá al comisario más implacable y cruel de Arkansas, el Tuerto Rooster Cogburn. Se adentrará en el territorio indio si es necesario. Luchará contra cualquier forajido. Porque Mattie quiere demostrar que el suyo es un corazón noble. Y que su valor es de ley.

Opinión Personal
Mis expectativas eran tan altas como un rascacielos, y aunque lo compré más segura que nunca, comencé a leerlo asustada de que no fuese lo que esperaba. Sin embargo, mis dudas no tenían razón de ser, puesto que Valor de Ley era precisamente lo que estaba buscando.

Mattie Ross es una muchacha de catorce años que lleva una vida tranquila en Dardanelle, Arkansas, hasta que un hombre al que su padre acogió, Tom Chaney, lo asesina a sangre fría. Es entonces que viaja a Fort Smith a recuperar su cuerpo, para después enviarlo de vuelta a su hogar en tren y buscar un hombre con agallas para perseguir a Chaney al Territorio Indio y hacerlo pagar por sus crímenes. El hombre a quien Mattie recurre es Rooster Cogburn, el comisario más cruel e implacable. 

Otro hombre, un Texas Ranger llamado LeBoeuf, llega a Fort Smith buscando a Chaney por otro asesinato ocurrido meses antes, y decide unir fuerzas con Cogburn. Mattie, por otro lado, y pese a que ambos hombres son increíblemente testarudos, logra unírseles. Porque ella no solo es testaruda también, sino que además tiene coraje.

La venganza es un tema muy importante dentro de la novela. Lo que mueve a Mattie a dejar plantados a su madre, a sus hermanos, y a su abogado que planea ir a buscarla a Fort Smith es el puro deseo de vengarse de un miserable al que nadie se atrevió a enfrentar antes de que huyese.

La crueldad, el camino a la adultez y el valor indestructible son otros de los temas principales. No dejé de admirarme de las agallas de Mattie, que sin importar el terror que pueda sentir logra mantener la cabeza fría, y no sólo pararse sin miedo delante de criminales, sino que también delante de Cogburn y LeBoeuf. La relación entre ellos me pareció perfecta y con una gran cuota de humor, puesto que siento que los tres, incluso Mattie, son unos pelmazos con un corazón de oro.

El ritmo en sí es rápido, aunque por supuesto en comparación con la mitad de pura y frenética acción, la parte inicial que detalla el viaje a Fort Smith y cómo Mattie conoce al comisario y al texano puede parecer más lenta. Yo la disfruté igualmente, y me hizo mucha gracia cómo la muchacha no tenía pelos en la lengua para nada. El final es bastante agridulce y me saltaron las lágrimas a los ojos, pero igualmente quedé contentísima con la lectura.

Mi libro es exactamente igual al de la foto de arriba (hasta ahora ha sido así con cada reseña en que he podido encontrar la portada en internet), así que no pude evitar imaginármelos así. Cuando Rooster contaba sus peripecias de joven, yo me lo imaginaba como un Jeff Bridges joven sosteniendo las riendas con los dientes y lanzándose de frente a siete hombres, un revólver en cada mano, descargando una lluvia de disparos y haciéndoles retroceder. Imagino que a estas alturas habrán notado que Rooster es lejos uno de mis personajes más queridos en la vida, y lo admiro profundamente.

Por último, quiero destacar el gran, gran título que Mr. Portis ha elegido para su obra. True Grit. Me resulta un poco complejo traducirlo exactamente, pero sin duda el que más refleja la sensación del original es Temple de Acero, título que dieron a la película en Latinoamérica. La sensación de valor, resistencia, determinación y fuerza de voluntad.


Sobre el autor
Charles Portis nació el 28 de diciembre de 1933 en Arkansas, Estados Unidos, lugar donde se crió y aún vive. Escritor y periodista, es reconocido por sus novelas Norwood (1966) y el clásico western Valor de Ley (1968), siendo esta última considerada como una de las Grandes Novelas Americanas y que ha sido adaptada al cine en 1969, protagonizada por John Wayne, y en 2010, protagonizada por Jeff Bridges.






 

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